jueves, 26 de enero de 2017

SAN PEDRO DE MACORÍS, UNA PROVINCIA SIN DOLIENTES.

POR JOE BENÍTEZ

San Pedro de Maacorís es una comunidad enclavada en la región oriental de la isla de Santo Domingo, República Dominicana. Otrora capital del Este y de los ingenios azucareros, caracterizada por ser una ciudad industrializada, cuna de grandes poetas, educadores, intelectuales, historiadores, comunicadores, músicos, cantantes, peloteros, atletas, mezclas étnicas  y un colorido folklore que hacen de la sultana del Este, probablemente, la ciudad más cosmopolita del Caribe.

Pero, es triste decir que, todos estos adjetivos de Macorís del Mar, son un recuerdo del ayer.

Hoy esta comunidad de oriente, parece no tener doliente, sus calles inservibles y polvorientas, llenas de aguas negras, basuras por doquier y contaminación, son males que acompañan al pueblo de la serie 23 en su cotidiano vivir.

Agregar a esto un mercado no apto para la comercialización de productos para consumo humano, lo que tipifica una comunidad en estado de emergencia. En un reportaje del Diario Libre, de fecha 29 de julio de 2016, sobre esta situación expresa: El derrame de aguas residuales, los cúmulos de desperdicios y las calles en mal estado son sólo el reflejo del abandono en el que se encuentra el entorno del mercado municipal de este municipio.

El dramático cuadro de suciedad que impera en la plaza comercial no deja nada a la imaginación, pareciendo más un revolcadero de burros o estercoleros que a una plaza donde se comercializan los productos que consumen los petromacorisanos.

Entre los males que aquejan la plaza pública están los olores putrefactos que se desprenden de la basura, las paredes salpicadas de sangre, falta de energía eléctrica, agua potable y la presencia de perros viralatas, que delatan el descuido y desprotección del gobierno municipal.

El tránsito es caos, porque víveres, frutas y vegetales se exhiben en el suelo, sin que nadie intervenga. Las instalaciones sanitarias no funcionan, las naves están totalmente deterioradas y las calles de acceso viven llenas de basuras y aguas negras.

El alcalde Tony Echavarría admite la situación de abandono, pero explica que no dispone de recursos económicos suficientes para realizar reparaciones y construcciones modernas.

Preguntas del millón de dólares, ¿Qué se hace con los recursos que mensualmente  entran en ese cabildo?, ¿Dónde se invierten?, ¿A quién se le da cuenta?

La otrora gloriosa serie 23 necesita la intervención de sus autoridades municipales y nacionales. Los años pasan, autoridades vienen y van, mientras la ciudad del sol se sumerge en un río Higüamo  que cada día luce más contaminado, con mal olor, provocando enfermedades a los moradores aledaños y la extinción de sus peces, como consecuencias de los químicos que lanzan las empresas que operan en su periferia y nadie dice nada.

Cualquier municipio fronterizo, resulta una moderna urbe, si la comparamos con la olvidada y contaminada San Pedro de Macorís de la actualidad, donde al parecer las figuras de regidores, alcalde, diputados, senador y gobernador, solo existen para cobrar un sueldo pagado por unos ciudadanos, que al parecer, la costumbre lo ha inmunizado.

Siempre que visito mi tierra, mis pensamientos se trasladan a Macondo.

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